ARETHA FRANKLIN - I've Never Loved a Man (The Way I Love You) (1967)
Publicado el 18/08/2006 en Sensaciones Sonoras en La Coctelera
Una de esas mágicas confluencias que de vez en cuando se producen en el mundo de la música, tuvo lugar a finales del 66 en las oficinas de Atlantic Records en Nueva York. Allí, una seminal y poderosa vocalista de soul, de profundas raíces gospel, buscaba dar un giro radical a la que hasta ese momento estaba siendo una dubitativa carrera musical dentro del sello Columbia, más cercana al jazz más pop que al poderoso y vibrante soul.
Si amigos, en aquellos días una tal Aretha Franklin, que años antes había decido dar el salto del gospel a la música laica, animada y avalada nada más y nada menos que por el gran Sam Cooke, se dejaba embaucar por uno de los capos de la Atlantic Records, el avispado y genial productor Jerry Wexler, para dejar Columbia, firmar por Atlantic y comenzar de esta forma uno de los períodos más gloriosos de la música soul, en el que Aretha Franklin fue una de las principales protagonistas de este estallido soul, proporcionándonos algunos de los momentos más emocionantes, viscerales y desgarradores que nos ha dejado la música negra, en discos como este I've Never Loved a Man (The Way I Love You) que hoy traemos a Sensaciones Sonoras, y que fue el primer disco que Aretha grabó para Atlantic, en aquel lejano Marzo de 1967.
Cuando Jerry Wexler firmó a Aretha Franklin, sabía perfectamente lo que podía conseguir de ella, la intensidad y sentimiento que podía volcar sobre sus desgarradas y viscerales interpretaciones con su espectacular voz, y tenía muy claro el acompañamiento musical que necesitaba aquella fabulosa voz. No lo dudó, y se llevó a Aretha al sur, a los estudios Muscle Shoals, caracterizados por su sonido primario y directo, de vientos cortantes, y pianos y guitarras descarnadas, y donde el soul más desgarrado y el R&B más abrasivo parecían brotar con absoluta naturalidad. Y allí, junto a músicos del calibre de Chips Moman, Spooner Oldham, Jimmy Jhonson, y Bobby Womack, además de con sus hermanas a los coros, Aretha Franklin grabó este fabuloso I've Never Loved a Man (The Way I Love You), que incluye poderosas interpretaciones de temas propios, así como de monstruos del soul como Otis Redding y Sam Cooke entre otros.
Un disco que pone de manifiesto la grandeza del soul y el torrente de emociones que Aretha Franklin transmitía en aquella época. Profundas y maduras emociones expresadas por “una mujer de 25 años con el sonido, los sentimientos y la experiencia de alguien mucho mayor y con una vida muy intensa”, según diría Jerry Wexler. Tal y como decía ella, “Soul es la habilidad para hacer partícipes de tus sentimientos a otras personas”, una habilidad que ella dominaba perfectamente, tal y como se aprecia en esa rotunda y descarnada exigencia de respeto a su hombre, que es su espléndida versión del Respect de Otis Redding, o en esa otra intensa y desgarradora declaración de principios que es el tema que da título al disco, el fantástico I've Never Loved a Man, o en la preciosa balada Baby baby baby, un clásico tema de soul contenido, de muchos quilates, al igual que ese otro poderoso y visceral lamento interior que es Drown in my own tears, donde Aretha pone de manifiesto sus profundas influencias vocales del gospel. Y así podríamos seguir con todos y cada uno de los temas del disco, con su sentida versión del clásico de Cooke, A chance is gonne come, o con ese otro ejercicio de soul contenido, pero de enérgica interpretación vocal que es Dr Feelgood (love is a serious bussiness), todos ellos con un compacto, rotundo y escueto acompañamiento musical, que se apodera de tus sentidos con la misma fiereza con la que Aretha canta. Un clásico del soul, de la reina del soul, imprescindible para todo aquel que esté interesado en la música negra.
Una de esas mágicas confluencias que de vez en cuando se producen en el mundo de la música, tuvo lugar a finales del 66 en las oficinas de Atlantic Records en Nueva York. Allí, una seminal y poderosa vocalista de soul, de profundas raíces gospel, buscaba dar un giro radical a la que hasta ese momento estaba siendo una dubitativa carrera musical dentro del sello Columbia, más cercana al jazz más pop que al poderoso y vibrante soul.
Si amigos, en aquellos días una tal Aretha Franklin, que años antes había decido dar el salto del gospel a la música laica, animada y avalada nada más y nada menos que por el gran Sam Cooke, se dejaba embaucar por uno de los capos de la Atlantic Records, el avispado y genial productor Jerry Wexler, para dejar Columbia, firmar por Atlantic y comenzar de esta forma uno de los períodos más gloriosos de la música soul, en el que Aretha Franklin fue una de las principales protagonistas de este estallido soul, proporcionándonos algunos de los momentos más emocionantes, viscerales y desgarradores que nos ha dejado la música negra, en discos como este I've Never Loved a Man (The Way I Love You) que hoy traemos a Sensaciones Sonoras, y que fue el primer disco que Aretha grabó para Atlantic, en aquel lejano Marzo de 1967.
Cuando Jerry Wexler firmó a Aretha Franklin, sabía perfectamente lo que podía conseguir de ella, la intensidad y sentimiento que podía volcar sobre sus desgarradas y viscerales interpretaciones con su espectacular voz, y tenía muy claro el acompañamiento musical que necesitaba aquella fabulosa voz. No lo dudó, y se llevó a Aretha al sur, a los estudios Muscle Shoals, caracterizados por su sonido primario y directo, de vientos cortantes, y pianos y guitarras descarnadas, y donde el soul más desgarrado y el R&B más abrasivo parecían brotar con absoluta naturalidad. Y allí, junto a músicos del calibre de Chips Moman, Spooner Oldham, Jimmy Jhonson, y Bobby Womack, además de con sus hermanas a los coros, Aretha Franklin grabó este fabuloso I've Never Loved a Man (The Way I Love You), que incluye poderosas interpretaciones de temas propios, así como de monstruos del soul como Otis Redding y Sam Cooke entre otros.
Un disco que pone de manifiesto la grandeza del soul y el torrente de emociones que Aretha Franklin transmitía en aquella época. Profundas y maduras emociones expresadas por “una mujer de 25 años con el sonido, los sentimientos y la experiencia de alguien mucho mayor y con una vida muy intensa”, según diría Jerry Wexler. Tal y como decía ella, “Soul es la habilidad para hacer partícipes de tus sentimientos a otras personas”, una habilidad que ella dominaba perfectamente, tal y como se aprecia en esa rotunda y descarnada exigencia de respeto a su hombre, que es su espléndida versión del Respect de Otis Redding, o en esa otra intensa y desgarradora declaración de principios que es el tema que da título al disco, el fantástico I've Never Loved a Man, o en la preciosa balada Baby baby baby, un clásico tema de soul contenido, de muchos quilates, al igual que ese otro poderoso y visceral lamento interior que es Drown in my own tears, donde Aretha pone de manifiesto sus profundas influencias vocales del gospel. Y así podríamos seguir con todos y cada uno de los temas del disco, con su sentida versión del clásico de Cooke, A chance is gonne come, o con ese otro ejercicio de soul contenido, pero de enérgica interpretación vocal que es Dr Feelgood (love is a serious bussiness), todos ellos con un compacto, rotundo y escueto acompañamiento musical, que se apodera de tus sentidos con la misma fiereza con la que Aretha canta. Un clásico del soul, de la reina del soul, imprescindible para todo aquel que esté interesado en la música negra.
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