RAY DAVIES - Other people's lives (2006)

Publicado el  3/05/2006 en Sensaciones Sonoras en La Coctelera

Ray Davies ha vuelto. Y aunque por primera vez se presenta ante nosotros sin sus imprescindibles Kinks, podemos decir que está en buena forma. Sólo hay que escuchar este Other people’s Lives, su primer disco en solitario (¿suena raro verdad?) , para darse cuenta que sigue siendo un maestro de la composición y un cronista aventajado de la sociedad que le rodea. Sí, porque aunque Other People’s lives no alcanza el nivel que Davies consiguió con los Kinks, en sus fantásticos discos de lo 60, si mantiene el nivel alto de muchos de sus discos de los 70 y 80, superando a algunos de ellos.Sin duda, en este disco se nota que que Ray Davies se ha quitado algo de la presión de los últimos años de los Kinks, la eterna tensión con su hermano Dave y vuelve a tener la inspiración necesaria para volver componer con frescura. Está felizmente asentado en Nueva Orleáns y recuperado del sobresalto que supuso el tiroteo en el que se vió involucrado en las calles de Nueva Orleáns, cuando forcejeó con un caco que intentaba robar a su acompañante. Parece que salir de este altercado le ha devuelto al mundo y las ganas de seguir contándonos cosas. Felizmente ha recuperado la inspiración necesaria para volver a entregarnos esa pequeñas y maravillosas viñetas de la vida cotidiana, llenas de ironía (¿sarcasmo?)y sensibilidad.

¿Dudas? Es lógico, los dos últimos discos de los Kinks parecían forzados y no tenían chispa. Pero esto es otra cosa, aunque casi todas las canciones llevan el sello inconfundible de Ray Davies y por ende de los Kinks, y esto creo que es en cierto modo inevitable. Yo no quiero que cambie, no sé vosotros. Quiero que siga haciendo hoy las maravillosas canciones que hizo en otros tiempos.
Y lo consigue en este disco. Hay canciones. Things are gonna change lo abre. Parece toda una declaración de intenciones. Las cosas van a cambiar, ha cerrado la etapa de los Kinks y empieza con decisión una nueva etapa. No es el tema que más me gusta del disco, pero mantiene el tipo, guitarrazos al estilo de sus discos de los 80 con los Kinks como State of Confusión o Give the people what they want. Línea que mantiene aunque mejorando el resultado con temas como Over my head y After the Fall, medio tiempo desgarrado, donde Ray Davies insiste en su visión positiva y optimista de la vida “ I will greet you when the sun shines again / After the fall (after the fall is over) / There'll be a better day / After the fall is over”.


Pero en este disco, también hay guiños a sus grandes momentos de los 60, como la deliciosa Next Door Neighbour, una melodía de ritmo perezoso e irónica letra, al estilo de aquellas maravillas del Something Else, donde Ray Davies vuelve hacer gala de esa facilidad que tiene para describir personajes singulares como estos Mr Jones y Mr Brown, con sus sueños y ambiciones. Y más guiños a la grandeza de los 60 los encontramos en otra de las joyas del disco, la introspectiva Is there life after breakfast, que nos devuelve al sonido de Arthur o Lola. Medio tiempo con esos típicos fraseos de los Kinks, toda una gozada. Gozada que continuamos con otras tres maravillas Creatures of little Faith, Run away from me, y Thanksgiving Day (en el vídeo) ,tres acertados medios tiempos, más suaves el primero y el último y más aguerrido el segundo, que podrían haber protagonizado con nota alta alguno de sus discos de mediados de los 70, como Soap Opera o Misfits.

Pero no todo son acertadas guiños al pasado, también hay nuevos sonidos, nuevas direcciones, como los que se aprecian en Getaway (lonesome Train), una sinuosa y bonita melodía de guitarras algo lánguidas pero muy sugerentes. O la exuberante Other People’s lives que da título al disco, con esa pegadiza melodía en la que de vez en cuando aparece una “exótica” guitarra española. Y la poderosa The Tourist, que nos devuelve al Ray Davies observador, describiendo el a veces ridículo deambular de los turistas por New Orleáns. Un tema de melodía perezosa que sin avisar y de repente explota en un torbellino de guitarras y hammond enloquecedores.
No sé, posiblemente no sea el mejor disco del año, pero es como un gran reencuentro con un viejo amigo al que creíamos perdido. Y además podremos verlo en directo este domingo en la Riviera, aquí en Madrid. ¿Demasiadas emociones en tan poco tiempo? Ya os contaré.

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