El modern jazz, la encrucijada perfecta
El Modern jazz, ése excitante cóctel de Jazz, Latin, Blues, Rhythm and Blues... e incluso hasta de Funk y Soul Jazz, es el protagonista de hoy en Sensaciones sonoras. Nuestro buen amigo Foolkiller, degustador obsesivo de estos sonidos, nos trae hoy , su interesante visión sobre esta elegante rama del Jazz. Y además, no regala una maravillosa playlist, que incluye un pequeño muestrario de toda la inmensidad de músicos, bandas y estilos que encierra el Modern Jazz y que tanto influyó a uno y otro lado del Atlántico:“Modern Jazz: la encrucijada perfecta”.
El modern jazz, la encrucijada perfecta, por "mr. Foolkiller"
En la primera mitad de los años 50 el Jazz vivió en su seno otra revolución musical como prolongación a la que se vio a comienzos de la década anterior. Si en los primeros años 40 el Bebop surgió como reacción al swing y a las big-bands que lo representaban, en los primeros años 50 hubo una ruptura entre el Jazz anterior, llamado Trad Jazz —aunque el Bebop ya significaba un antes y un después— y una renovadora y refrescante visión del mismo: el Modern Jazz. Etiqueta amplia que engloba tanto el Cool Jazz y el West Coast Jazz y que se desarrollaron en la Costa Oeste sobre todo —en una línea continuista del lado más ligero del Bebop con influencias del swing— y el Hard Bop o también llamado East Coast Jazz por surgir al otro lado y desarrollarse sobre todo en Nueva York. El Hardbop significaba una réplica más dura y purista del Jazz más negro a las corrientes más blandas de la costa oeste.
Pero el Modern Jazz fue más allá de ser una revolución y ruptura en lo musical simplemente. Si ya en el Bebop sus genuinos representantes —Charlie Parker, Dizzy Gillispie, Thelonious Monk...— iniciaron una labor de "ennegrecer" el Jazz ante la "blancura" que suponían las big-bands dirigidas sobre todo a un público de fácil oído, el Hardbop fue otra vuelta de tuerca más en la dirección de los padres del Bebop. El Hardbop está lleno de Jazz pero también lo está de Blues y de Góspel y también de otra gran influencia que hereda del Bebop, el Afro Cuban Jazz con el que ya había tenido fusión con músicos latinos como Machito, Tito Puente Mario Bauzá o el maravilloso Cal Tjader, entre otros, músicos la mayoría procedentes de Cuba y que residían sobre todo en el barrio latino de Nueva York. El Hardbop se convierte entonces en el crisol donde se mezclan el Blues, el Gospel, el Jazz, los ritmos africanos vía Cuba o Antillas y los ritmos propiamente latinos que poblaban las calles de Brooklyn.
Por tanto el Modern Jazz —o Mod Jazz como se le llama abreviadamente desde hace pocos años por su identificación con la excitante y maravillosa Escena Modernista londinense de finales 50— es un elegante y sofisticado cóctel musical al que el Trad Jazz no podría haber llegado nunca. Su cuna fue sobre todo Nueva York y sus clubes, principalmente la sede del Birdland Club, con claras reminiscencias en su nombre de Charlie "Bird" Parker. En esta ciudad Art Blakey y sus Messengers, Cannonball Adderley, Jimmy Smith —genio del órgano Hammond B3—, Kenny Burrell, Freddie Hubbard, Stanley Turrentine, Lee Morgan, Lou Donaldson, Horace Silver... iniciaron, en palabras de Art Blakey, un movimiento de vuelta a sus orígenes, sobre todo articulados en cuartetos y quintetos, muy alejados de la inmensidad de una big-band. Sus grabaciones, tanto en clubes como en estudio, fueron impresas en vinilo dentro de las maravillosas carpetas de sellos como Blue Note —sello neoyorkino permeable a influencias blueseras— y Prestige, también de Nueva York.
Con semejante encrucijada de estilos y corrientes musicales y sociales era inevitable que el Modern Jazz no se quedara sin más en el Hardbop y así, de éste, eclosionaron dos estilos musicales que vertebraron la escena musical de los años 60: el Funky o también llamado Groove y el vibrante y contagioso Soul Jazz que iluminó las pistas de clubs Modernistas en Inglaterra.
Si bien los principales ideólogos del Bebop no veían con buenos ojos que el Rhythm and Blues sedujera hasta atrapar a muchos de su músicos, el Modern Jazz, el Hardbop sí se dejaron atraer por este excitante estilo al que tanto deben el Soul y la música británica de los años 60. Eddie "Lockjaw" Davies, Willis Jackson, Shirley Scott —magnífica instrumentista del Hammond...— combinaron estos dos estilos sin los cuales es muy difícil entender toda la escena musical que vino después y que cruzó el océano para quedarse en los clubes que llenaban desde mediados 50 el Soho londinense.
He escrito en palabras de sus mismos creadores que el Modern Jazz, y el Hardbop en concreto, significaba una vuelta a los orígenes del Jazz en cuanto a su negritud. Y esto fue cierto en lo que corresponde a lo estrictamente musical pero no a un importante detalle que los diferenciaba de sus antecesores, esto es, la estética, su vestimenta e imagen. Trajes impolutos, refinados, elegantes, con clase; peinados con perfectos acabados. Todo este pulcro conjunto bien podría lucir en una reunión social de donde ellos sacaron su referente: la rica y estilosa Ivy League americana. No hace falta más que ver las portadas de los sellos antes mencionados o sesiones de fotos de los músicos para darse cuenta que el Modern Jazz además de música era una actitud ante la vida desde la estética: trajes de 3 botones bien cortados, corbatas estrechas, camisas de gemelos a medida, gafas oscuras en humeantes clubes.. Aceptado esto, es sencillo trazar una línea entre la Ivy League, el Modern Jazz y el Soho de Londres para entender lo que en éste último se iba cociendo hasta explotar en 1.958.
Hasta aquí una breve introducción al Modern Jazz —o Mod Jazz— que espero haya surtido el efecto necesario para que te sumerjas en esta fantástica sesión musical de Sensaciones sonoras en Spotify, titulada Modern Jazz: la encrucijada perfecta”
El modern jazz, la encrucijada perfecta, por "mr. Foolkiller"
En la primera mitad de los años 50 el Jazz vivió en su seno otra revolución musical como prolongación a la que se vio a comienzos de la década anterior. Si en los primeros años 40 el Bebop surgió como reacción al swing y a las big-bands que lo representaban, en los primeros años 50 hubo una ruptura entre el Jazz anterior, llamado Trad Jazz —aunque el Bebop ya significaba un antes y un después— y una renovadora y refrescante visión del mismo: el Modern Jazz. Etiqueta amplia que engloba tanto el Cool Jazz y el West Coast Jazz y que se desarrollaron en la Costa Oeste sobre todo —en una línea continuista del lado más ligero del Bebop con influencias del swing— y el Hard Bop o también llamado East Coast Jazz por surgir al otro lado y desarrollarse sobre todo en Nueva York. El Hardbop significaba una réplica más dura y purista del Jazz más negro a las corrientes más blandas de la costa oeste.
Pero el Modern Jazz fue más allá de ser una revolución y ruptura en lo musical simplemente. Si ya en el Bebop sus genuinos representantes —Charlie Parker, Dizzy Gillispie, Thelonious Monk...— iniciaron una labor de "ennegrecer" el Jazz ante la "blancura" que suponían las big-bands dirigidas sobre todo a un público de fácil oído, el Hardbop fue otra vuelta de tuerca más en la dirección de los padres del Bebop. El Hardbop está lleno de Jazz pero también lo está de Blues y de Góspel y también de otra gran influencia que hereda del Bebop, el Afro Cuban Jazz con el que ya había tenido fusión con músicos latinos como Machito, Tito Puente Mario Bauzá o el maravilloso Cal Tjader, entre otros, músicos la mayoría procedentes de Cuba y que residían sobre todo en el barrio latino de Nueva York. El Hardbop se convierte entonces en el crisol donde se mezclan el Blues, el Gospel, el Jazz, los ritmos africanos vía Cuba o Antillas y los ritmos propiamente latinos que poblaban las calles de Brooklyn.
Por tanto el Modern Jazz —o Mod Jazz como se le llama abreviadamente desde hace pocos años por su identificación con la excitante y maravillosa Escena Modernista londinense de finales 50— es un elegante y sofisticado cóctel musical al que el Trad Jazz no podría haber llegado nunca. Su cuna fue sobre todo Nueva York y sus clubes, principalmente la sede del Birdland Club, con claras reminiscencias en su nombre de Charlie "Bird" Parker. En esta ciudad Art Blakey y sus Messengers, Cannonball Adderley, Jimmy Smith —genio del órgano Hammond B3—, Kenny Burrell, Freddie Hubbard, Stanley Turrentine, Lee Morgan, Lou Donaldson, Horace Silver... iniciaron, en palabras de Art Blakey, un movimiento de vuelta a sus orígenes, sobre todo articulados en cuartetos y quintetos, muy alejados de la inmensidad de una big-band. Sus grabaciones, tanto en clubes como en estudio, fueron impresas en vinilo dentro de las maravillosas carpetas de sellos como Blue Note —sello neoyorkino permeable a influencias blueseras— y Prestige, también de Nueva York.
Con semejante encrucijada de estilos y corrientes musicales y sociales era inevitable que el Modern Jazz no se quedara sin más en el Hardbop y así, de éste, eclosionaron dos estilos musicales que vertebraron la escena musical de los años 60: el Funky o también llamado Groove y el vibrante y contagioso Soul Jazz que iluminó las pistas de clubs Modernistas en Inglaterra.
Si bien los principales ideólogos del Bebop no veían con buenos ojos que el Rhythm and Blues sedujera hasta atrapar a muchos de su músicos, el Modern Jazz, el Hardbop sí se dejaron atraer por este excitante estilo al que tanto deben el Soul y la música británica de los años 60. Eddie "Lockjaw" Davies, Willis Jackson, Shirley Scott —magnífica instrumentista del Hammond...— combinaron estos dos estilos sin los cuales es muy difícil entender toda la escena musical que vino después y que cruzó el océano para quedarse en los clubes que llenaban desde mediados 50 el Soho londinense.
He escrito en palabras de sus mismos creadores que el Modern Jazz, y el Hardbop en concreto, significaba una vuelta a los orígenes del Jazz en cuanto a su negritud. Y esto fue cierto en lo que corresponde a lo estrictamente musical pero no a un importante detalle que los diferenciaba de sus antecesores, esto es, la estética, su vestimenta e imagen. Trajes impolutos, refinados, elegantes, con clase; peinados con perfectos acabados. Todo este pulcro conjunto bien podría lucir en una reunión social de donde ellos sacaron su referente: la rica y estilosa Ivy League americana. No hace falta más que ver las portadas de los sellos antes mencionados o sesiones de fotos de los músicos para darse cuenta que el Modern Jazz además de música era una actitud ante la vida desde la estética: trajes de 3 botones bien cortados, corbatas estrechas, camisas de gemelos a medida, gafas oscuras en humeantes clubes.. Aceptado esto, es sencillo trazar una línea entre la Ivy League, el Modern Jazz y el Soho de Londres para entender lo que en éste último se iba cociendo hasta explotar en 1.958.
Hasta aquí una breve introducción al Modern Jazz —o Mod Jazz— que espero haya surtido el efecto necesario para que te sumerjas en esta fantástica sesión musical de Sensaciones sonoras en Spotify, titulada Modern Jazz: la encrucijada perfecta”
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