DEXYS - One day I'm going to soar (2012)
Increíble pero cierto. Los Dexys han
vuelto, 27 años después. ¡Y de qué forma amigo! Si eres de los
que degustaste y aún saboreas con cierta vehemencia cualquiera de
los tres excitantes discos que la banda de Kevin Rowland firmó a
comienzos de los 80, estás de enhorabuena, porque en esta
sorprendente reaparición titulada One day I'm going to soar,
vuelve a florecer con toda su intensidad el soul más desgarrado,
vital y emotivo, ése que se olvida de manierismos varios y ataca
directamente la línea de flotación de tus instintos más primarios.
Soul directo, incisivo y tremendamente embriagador, facturado con
total elegancia y precisión por este viejo y rejuvenecido combo
británico, que nos vuelve a demostrar que aquella particular visión
del soul que nos presentaron años atrás sigue siendo rotundamente
válida.
Porque aunque Kevin Rowland no ha dejado de repetir en diversas entrevistas que con este disco no intentan volver a ser los Dexys de los 80, es obvio que en este One day I'm going to soar suenan a aquellos Dexys, y que continúan la senda musical que desarrollaron en sus dos últimos y excelentes discos, donde confluían de forma exuberante el soul más descarnado con el folk de raíces celtas, los vientos afilados con vivaces violines, delicadas flautas y la especial fuerza vocal e interpretativa de ese pequeño genio que lidera esta banda y que responde al nombre de Kevin Rowland. Y quizás esta continuidad y la forma tan brillante de llevarla a cabo, sea a nuestro entender el gran acierto de este disco, un disco del que podríamos decir que aunque mantiene la elegancia visual y sonora del ahora laureado Don't Stand me down, recupera parte de aquella vitalidad y del desgarro emocional que predominaba en el fantástico Too-rye-ay.
Si, porque quizás ésa sea otra de las señas de identidad de este fantástico One day I'm going to soar, ese desgarro emocional tan típico en los temas de Kevin Rowland, tan propenso a enfatizar y teatralizar cada nota que interpreta, modulando con su voz, con esa fuerza vocal que le caracteriza, ese constante ir y venir de emociones que fluctúan entre la alegría y la tristeza, y que puede conseguir que una dulce melodía como la que inicia Now desemboque repentinamente en uno de los temas más vibrantes del disco, o que la sinuosa melancolía con la que arranca Lost, con ese dulce arrullo de violas y piano se transforme en una desgarrada declaración de principios. Algo por otro lado típico en los Dexys de antes, al igual que esos fraseos tan característicos que más bien parecen monólogos teatrales, y con los que reafirma la intensidad y cercanía de sus temas, y que aquí aparecen en en el ya citado Lost, en la nostálgica It´s ok John Joe que cierra el disco de forma majestuosa, en ese medio tiempo de emoción desbordada que es I'm thinking of you, o en ese fantástico Me, el tema más jazzístico y noctámbulo del disco, donde el piano de Mike Talbot toma un protagonismo especial acompañando de forma magistral con una seductora melodía, a una de las interpretaciones más contenidas y sentidas del disco.
Desgarro emocional decíamos antes. Si, pero sumado a rotundas melodías y a una exuberante vitalidad como la que muestra ese fantástico I'm always Going to love you de irresistible ritmo, cercano al sonido Philadelfia, sí has leído bien sonido Philadelfia, la antesala de la música disco, y donde Kevin Rowland se marca un arrollador duelo vocal con Madeleine Hyland, actriz del vodevil británico y rasgada voz que Rowland ha reclutado acertadamente para estos nuevos Dexys, y con la que interpreta algunos de los temas más vibrantes y teatrales como ese otro Incapable of love de vientos alborotados y ritmo trepidante, pegajoso e irresistible que se reproduce en otro de los grandes temas del disco, ese Free, de fogosos chelos, violas y violines que nos devuelven al ritmo más trepidante de aquel Too-rye-ay, y que nos confirman la variedad de ritmos y emociones que discurren por este enorme disco que nos han vuelto a entregar los ahora denominados Dexys.
Una gloriosa resurrección, que Kevin Rowland ha ido fraguando en los últimos 5 años y para la que no ha dudado en rodearse de tres viejos compañeros de fatigas que formaron parte de las primeras formaciones de los Dexys Midnight Runners: el bajista Pete Willians, el trombonista Big Jim Paterson y el teclista Mike Talbot, los dos últimos con un gran peso específico en la elaboración del disco ya que componen junto a Rowland la música de gran parte de los temas, ya que las letras son exclusivas de Rowland. Un trío al que ha añadido con un éxito rotundo la poderosa voz de Madeleine Hyland, el contrapunto perfecto para su carismática voz, así como la sabia y elegante producción de Pete Schwier que coproduce el disco junto Kevin Rowland y Mike Talbot.
One day I'm going to soar es un disco sobresaliente que nos ha sorprendido hasta en los créditos, donde nos hemos topado con firmas inesperadas colaborando en la creación de la música de los temas, como la de Alex James, bajista de Blur, en Lost, la de Glen Matlock de Sex Pistols en Nowhere is home, o la de Simon Dine, productor y colaborador destacado en los últimos discos de Weller, en Me.
Sin duda, un disco maravilloso que ya forma parte de nuestra discoteca más selecta.
Porque aunque Kevin Rowland no ha dejado de repetir en diversas entrevistas que con este disco no intentan volver a ser los Dexys de los 80, es obvio que en este One day I'm going to soar suenan a aquellos Dexys, y que continúan la senda musical que desarrollaron en sus dos últimos y excelentes discos, donde confluían de forma exuberante el soul más descarnado con el folk de raíces celtas, los vientos afilados con vivaces violines, delicadas flautas y la especial fuerza vocal e interpretativa de ese pequeño genio que lidera esta banda y que responde al nombre de Kevin Rowland. Y quizás esta continuidad y la forma tan brillante de llevarla a cabo, sea a nuestro entender el gran acierto de este disco, un disco del que podríamos decir que aunque mantiene la elegancia visual y sonora del ahora laureado Don't Stand me down, recupera parte de aquella vitalidad y del desgarro emocional que predominaba en el fantástico Too-rye-ay.
Si, porque quizás ésa sea otra de las señas de identidad de este fantástico One day I'm going to soar, ese desgarro emocional tan típico en los temas de Kevin Rowland, tan propenso a enfatizar y teatralizar cada nota que interpreta, modulando con su voz, con esa fuerza vocal que le caracteriza, ese constante ir y venir de emociones que fluctúan entre la alegría y la tristeza, y que puede conseguir que una dulce melodía como la que inicia Now desemboque repentinamente en uno de los temas más vibrantes del disco, o que la sinuosa melancolía con la que arranca Lost, con ese dulce arrullo de violas y piano se transforme en una desgarrada declaración de principios. Algo por otro lado típico en los Dexys de antes, al igual que esos fraseos tan característicos que más bien parecen monólogos teatrales, y con los que reafirma la intensidad y cercanía de sus temas, y que aquí aparecen en en el ya citado Lost, en la nostálgica It´s ok John Joe que cierra el disco de forma majestuosa, en ese medio tiempo de emoción desbordada que es I'm thinking of you, o en ese fantástico Me, el tema más jazzístico y noctámbulo del disco, donde el piano de Mike Talbot toma un protagonismo especial acompañando de forma magistral con una seductora melodía, a una de las interpretaciones más contenidas y sentidas del disco.
Desgarro emocional decíamos antes. Si, pero sumado a rotundas melodías y a una exuberante vitalidad como la que muestra ese fantástico I'm always Going to love you de irresistible ritmo, cercano al sonido Philadelfia, sí has leído bien sonido Philadelfia, la antesala de la música disco, y donde Kevin Rowland se marca un arrollador duelo vocal con Madeleine Hyland, actriz del vodevil británico y rasgada voz que Rowland ha reclutado acertadamente para estos nuevos Dexys, y con la que interpreta algunos de los temas más vibrantes y teatrales como ese otro Incapable of love de vientos alborotados y ritmo trepidante, pegajoso e irresistible que se reproduce en otro de los grandes temas del disco, ese Free, de fogosos chelos, violas y violines que nos devuelven al ritmo más trepidante de aquel Too-rye-ay, y que nos confirman la variedad de ritmos y emociones que discurren por este enorme disco que nos han vuelto a entregar los ahora denominados Dexys.
Una gloriosa resurrección, que Kevin Rowland ha ido fraguando en los últimos 5 años y para la que no ha dudado en rodearse de tres viejos compañeros de fatigas que formaron parte de las primeras formaciones de los Dexys Midnight Runners: el bajista Pete Willians, el trombonista Big Jim Paterson y el teclista Mike Talbot, los dos últimos con un gran peso específico en la elaboración del disco ya que componen junto a Rowland la música de gran parte de los temas, ya que las letras son exclusivas de Rowland. Un trío al que ha añadido con un éxito rotundo la poderosa voz de Madeleine Hyland, el contrapunto perfecto para su carismática voz, así como la sabia y elegante producción de Pete Schwier que coproduce el disco junto Kevin Rowland y Mike Talbot.
One day I'm going to soar es un disco sobresaliente que nos ha sorprendido hasta en los créditos, donde nos hemos topado con firmas inesperadas colaborando en la creación de la música de los temas, como la de Alex James, bajista de Blur, en Lost, la de Glen Matlock de Sex Pistols en Nowhere is home, o la de Simon Dine, productor y colaborador destacado en los últimos discos de Weller, en Me.
Sin duda, un disco maravilloso que ya forma parte de nuestra discoteca más selecta.
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