SMALL FACES – First Inmediate album (1967)


Psicodelia, pop y algo de vigoroso r&b. Preciosos temas acústicos con elegantes instrumentaciones, ardientes acordes de hammond con desgarradas interpretaciones vocales, clavicordios ensoñadores, guitarrazos contundentes de pasión nada contenida y hasta festivos desparrames con vientos y percusiones caribeñas es lo que contiene el primer disco que The Small Faces editaron para el sello Inmediate Records en 1967, bajo el título de The Small Faces. Sin duda, uno de mis discos favoritos, de una de mis bandas favoritas de todos los tiempos.Tras arrasar el Reino Unido a mediados de los 60, con su vigoroso sonido de perfectas y enérgicas melodías del mejor pop británico, aderezadas por un arrollador hammond , anfetamínicos guitarrazos, y desgarradas interpretaciones vocales, The Small Faces dieron un giro hacia la psicodelia y la experimentación sonora, con este disco que hoy traemos a Sensaciones Sonoras.

Un disco donde empezaron a perfilar su nuevo, exuberante y rico sonido, experimentando con nuevas técnicas de grabación, nuevos instrumentos y efectos sonoros, algo habitual por otro lado, en aquel psicodélico 67. De esta forma, en este excelente disco encontramos piezas donde aparecen preciosas guitarras acústicas, sugerentes flautas, delicados acordes de clavicordio, animosos vientos de metal e incluso arreglos de cuerda. Todo un salto hacia delante, para una banda que hasta ese momento se había caracterizado por su anfetamínica, y tremendamente melódica mezcla de pop y R&B.


Es curioso, pero a pesar de su majestuosidad melódica y su pop innovador , creo que este disco ha permanecido en un injusto segundo plano a lo largo de los años, quizás debido a dos factores: ningún tema del disco salió como single, por deseo expreso del grupo y la enormidad de su siguiente obra, el fantástico Ogden’s Nut Gone Flake, donde los Small Faces definieron uno de los vértices imprescindibles de la psicodelia británica de los 60.

Pero insisto, este disco es una pequeña maravilla, que si no conoces deberías descubrir, y si ya lo conoces, puede ser un buen momento para volver sacarlo de su funda y disfrutarlo de nuevo. Y si no, ¿cuanto tiempo hace que nos escuchas ese himno que es Get Yourself together, con ese precioso juego de guitarra y bajo que lo abre, y que desemboca en esa trepidante melodía, matizada con ese hammond unas veces arrollador y otras delicado, liderada por la voz de un Marriot espléndido y salpicada de esos insinuantes coros, uuuhhh, aaaahhhh?. Fantástica verdad. Y que me dices de la preciosa Become like you, ese medio tiempo adorable, con esa maravillosa guitarra acústica de Ronnie Lane, la emotiva y poderosa voz de Marriott, y cómo no, esos mágicos arreglos de cuerda y novedosos efectos sonoros. ¿Y del salvaje instrumental de ardiente hammond y poderosas guitarras que es Happy Boys Happy?. Un perfecto guiño a sus primeros tiempos, ¿verdad?.

Pero esto son sólo tres muestras del poderío del disco, que tiene muchas más joyas como la fantástica Something I Want To Tell You, pop británico de primera categoría, arropado por un melódico y excelente hammond que, cómo no, al final se desparrama en un intenso arrebato sonoro, al más puro estilo del gran Ian McLagan. O las psicodélicas melodías de Feeling Lonely, Green Circles, y Show me the way (con precioso clavicordio), que anticipan la atmósfera sonora de lo que vendría después en su obra maestra Ogden’s Nut Gone Flake.

Y finalmente para acabar este acalorado recorrido por este injustamente olvidado disco, me he dejado quizás los dos temas más festivos, el sorprendente, y soulero con matices cercanos al latin soul, Eddie’s Dreaming, con esos vibrantes vientos de metal y percusiones casi latinas, donde The Small Faces se ven acompañados por la banda de Georgie Fame, al igual que en el divertido y vibrante All our Yesterdays, donde vientos, hammond y desenfadados coros, al parecer grabados de una fiesta, conforman el otro tema casi soul del disco.

Se que me dejo espléndidos temas en el tintero, como la rabiosa Talk to you, pero no hay tiempo ni lugar para más. Ante ti, uno de esos grandes discos de los 60 que por diversas razones no ha gozado de la relevancia merecida, o al menos así me lo parece a mi. Es tu turno de descubrirlo, o de volver a disfrutarlo.

 Publicado el  15/05/2006 en Sensaciones Sonoras en La Coctelera

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